test de inteligencia

Test de inteligencia: cómo cuantificar tus capacidades

“Eres más listo que el hambre” me decía mi madre de pequeño cuando
mis triquiñuelas salían bien. “Si fueses tan listo para otras cosas…”, decía
con ironía cuando mis notas a penas rozaban el aprobado. Entonces, ¿mis
capacidades variaban según mis intereses? ¿Era listo pero no inteligente? ¿Mis aptitudes
son innatas?

Todas estas cuestiones rodean a los test de inteligencia. También hacen que nos planteemos si son útiles. O si funcionan igual para todas las personas. ¿Pueden ser excluyentes? Los test fueron creados para cuantificar las capacidades humanas a través de preguntas lógicas.

Esta herramienta no es nada novedosa. Sin embargo, para continuar siendo útil ha tenido que actualizarse. El primer test de inteligencia se remonta al siglo XX. El Ministerio de Educación de Francia los utilizó para averiguar qué niños padecían un retraso mental. La puntuación tenía en cuenta las respuestas, pero también otras variables como la edad.

Igual que podemos afirmar que ser listo no es ser inteligente, la inteligencia tampoco es lo mismo que el Coeficiente Intelectual (CI). Este es el resultado de medir la inteligencia. Por lo tanto, la primera es la capacidad y la segunda el valor resultante del estudio.

En otras palabras, la inteligencia no es algo mecánico, es importante entender que existen muchos tipos de inteligencia. Está determinada por valores culturales, educativos o biológicos. Mientras,  el CI es variable ya que se obtiene en comparación con otros.  

La evolución de los test de inteligencia

El primer test de inteligencia se realizó en nuestro país vecino, Francia. Pero pronto se extendió a otros lugares y ámbitos. Como la mayoría de aspectos de la vida, tiene sus luces y sombras. Y en sus inicios actuaba más como herramienta de discriminación, que como instrumento de ayuda.

Por ejemplo, ha sido utilizado por el movimiento de la eugenesia. Los regímenes supremacistas los usaban para perfeccionar la especie humana. Limitando así los valores predeterminados por la herencia biológica.

También eran frecuentes en las secciones militares, como método de selección. En este aspecto se empiezan a parecer a su aplicación más actual. Salvando las distancias, por supuesto. 

Actualmente, el CI se sigue teniendo en cuenta aunque las formas de cuantificarlo vayan cambiando. Los estudios más recientes han demostrado que existen diferentes tipos de inteligencia. Por esta razón, lo lógico es que existan distintos modos de medir que se ajusten a los datos que queremos averiguar.

Los nuevos modelos de selección y orientación

El trabajo de orientación en los centros educativos es fundamental. Conocer a los alumnos, permite adaptarnos a ellos. Por este motivo, los test de inteligencia como herramienta de análisis son una gran opción para ayudar a la docencia.

Las razones del fracaso escolar son muchas y muy diversas.
Entran en juego aspectos culturales, personales o, incluso, biológicos.
Averiguar cuál es el problema puede ayudar a encontrar la mejor solución.

También en edades más avanzadas, cuando surgen las dudas sobre qué estudiar, pueden ser una herramienta para descubrir qué tipo de inteligencia sobresale. De este modo, podrá enfocar su educación a aquello que mejor se le da.

Por otra parte, en los procesos de selección de personal en las empresas son cada vez más exigentes. La mayoría de postulantes cuentan con una formación especializada, experiencia,…pero actualmente, los valores personales han ganado importancia.

El trabajo en equipo, la proactividad o la creatividad son habilidades sociales que se valoran en los candidatos. La entrevista personal queda rezagada a un segundo plano para dejar hueco a los test de inteligencia donde es más complicado mentir.

Del mismo modo, puede servir para asignar tareas a los empleados. Dependiendo de sus capacidades podrán realizar sus proyectos de un modo u otro. Por lo tanto, si se encuentran en un lugar que se adapta a ellos, y viceversa, su actividad será más eficiente.

El test de inteligencia como herramienta de análisis es una buena opción para ayudar tanto a la docencia como a un proceso de selección de personal.

La medida de la inteligencia

Algunos estudios afirman que el cociente intelectual ha aumentado con el paso de los años. Es el denominad “efecto Flynn”. Esto se debe a la estimulación visual de las nuevas generaciones y, por supuesto, a la cultura tecnológica. Ambas cuestiones han propiciado un cambio a la hora de resolver los problemas.

Por este motivo, probablemente los niños nacidos en décadas anteriores se calificarán con puntuaciones más bajas que los de las generaciones más recientes. Actualmente, las cifras derivadas de los test dividen a los individuos en cuatro grupos: deficiencia (menor de 69), borderline o inteligencia límite (entre 70 y 79), la inteligencia considerada normal (entre 90 y 110) y superdotados (superior a 140).

En conclusión, el desarrollo de la inteligencia está determinado por diferentes factores. Disciplinas como la pedagogía o la neuropedagogia  la estudian como parte del proceso de aprendizaje humano. Lo que significa que es necesario trabajarla en los diversos ámbitos para lograr sacar el máximo partido. En otras palabras, tu inteligencia depende de ti y de tu entorno.