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La diplomacia pública en el comercio internacional

La diplomacia pública nace como alternativa a la fuerza con la que unos estados se imponían a otros. Sin embargo, aunque ha supuesto un cambio importante, no ha hecho desaparecer el uso de la fuerza.

Dentro de la diplomacia, encontramos la diplomacia pública. Esta nace de la capacidad de negociación y de crear alianzas. Además, se contrapone al uso de la fuerza y las armas. No obstante, existen potencias con una capacidad militar que les permitiría imponerse por la fuerza. Esto hace dudar de la capacidad real de la diplomacia.

Existen dos tipos de diplomacia: las relaciones de gobierno a gobierno y las relaciones de diplomático a diplomático. Las relaciones de gobierno a gobierno se basan en las relaciones entre los cargos electos de los estados. Las relaciones de diplomático a diplomático se producen entre los representantes diplomáticos designados por los gobiernos.

Dentro de la diplomacia pública encontramos también dos tipos:

  • Gente a gente se basa en las relaciones culturales y educativas.
  • Gobierno a gente busca generar una opinión pública favorable.

La diplomacia pública favorece la transparencia y, por tanto, unas mejores relaciones entre países. Su importancia se acrecienta en momentos de crisis bilaterales, donde los flujos de comunicación informales permanecen abiertos. Además, en estos casos, juegan un papel fundamental en el intercambio cultural.

El desarrollo de las nuevas tecnologías ha provocado también cambios en el paradigma que rodea a la diplomacia pública. Por un lado, las comunicaciones y las respuestas son inmediatas. Por otro, nacen protagonistas independientes del Estado que aportan opiniones y soluciones, así como mayor información.

Tipos de diplomacia pública

Atendiendo a los factores que determinan las relaciones internacionales, las herramientas de información y propaganda permiten a la diplomacia pública alcanzar sus objetivos.

Los tipos de diplomacia dependen de los objetivos con que se enfocan sus acciones. Los objetivos a corto plazo afectan a la difusión de información sobre acciones de los gobiernos. Se centra en cuestiones políticas y de intereses gubernamentales. Los ministerios de Asuntos Exteriores disponen de los medios tradicionales y de las TIC para difundir sus mensajes. La diplomacia dura busca promocionar noticias positivas sobre las acciones del gobierno. La diplomacia blanda centra su mensaje en aspectos culturales. Mientras que la diplomacia dura se rige por la inmediatez, la diplomacia blanda se plantea objetivos a más largo plazo. La diplomacia pública trata de establecer bases sobre las que sustentar las relaciones futuras.

En los objetivos a medio plazo la comunicación adquiere un carácter estratégico y trata de generar clima de opinión. Se difunden noticias sobre acciones de diplomacia internacional con el objetivo de promover una determinada opinión en los países involucrados. Los mensajes mantienen una misma línea a lo largo del tiempo.

A largo plazo, sin embargo, la diplomacia pública busca generar vínculos culturales para facilitar la aceptación de decisiones que afectarán a otros países. De este modo, se genera el caldo de cultivo necesario para establecer objetivos comunes. Las relaciones estables entre estados y el uso de códigos de comunicación comunes serán básicos para este fin.

Niveles de la diplomacia pública

Dentro de la diplomacia pública existen diversos estratos que vienen determinados por el momento en que se llevan a cabo. Como venimos señalando, la estrategia comunicativa es la que marca el camino a seguir dentro de la diplomacia. Es importante que los mensajes sean comprendidos, pero de manera sutil. Los medios juegan aquí un papel fundamental para conseguir los objetivos marcados por la diplomacia pública.

La información debe ser tratada por profesionales de los países involucrados. Debe seguir una misma estrategia para asegurar la uniformidad del mensaje. Sin embargo, no siempre se trabaja con información sobre acciones programadas. Por el contrario, se producen acontecimientos inesperados que obligan a reaccionar. Aquí entra en juego la estrategia marcada por los expertos en diplomacia pública.

La transmisión de la información debe llevarla a cabo gente aparentemente desmarcada del poder. De este modo resulta más creíble para la población.

Cada país desarrolla sus acciones diplomáticas de un modo distinto, pero todos tienen sus estrategias.  Sin embargo, no todos tienen la misma difusión. Hay países que solo la consiguen por medio de algún acontecimiento extraordinario. Esto significa que existe mucha competencia por tener un hueco en los medios. Esto obliga a muchos países a optimizar su inversión comunicativa por medio de una estrategia muy definida. Por el contrario, los países con gran capacidad militar invierten en armamento. La diplomacia queda relegada cuando esta capacidad se impone por la fuerza. Del mismo modo, los países con gran capacidad económica, puede permitirse innovar en su comunicación.

Objetivos de la diplomacia pública

La diplomacia pública sustenta sus bases en varias metas:

  • Primero, busca consolidar la democracia por medio de la difusión cultural. La cultura actúa como puerta de entrada y punto de encuentro.
  • Segundo, la diplomacia trata de que se entienda el sistema financiero, que la gente se familiarice con su funcionamiento.
  • Tercero, trata de favorecer la globalización. Incita a participar en los organismos internacionales.
  • En cuarto lugar, impulsa la innovación en las TIC.

La diplomacia pública trata, en definitiva, de facilitar la implantación de políticas comunes.

A día de hoy, las decisiones internacionales inciden directa o indirectamente en las políticas nacionales. Por ello, es importante la coordinación en las acciones comunicativas. Así la población asimilará la información de forma más natural.

Como consecuencia de las relaciones diplomáticas han surgido organismos internacionales con capacidad de decisión. Estos organismos también disponen de los mayores avances en tecnologías de la información y la comunicación. Por tanto, cada vez los mensajes son más uniformes. Por otro lado, la población tiene un mayor acceso a la información por otros medios. Esto hace que en ocasiones no presten atención los medios oficiales.

De forma paralela, han ido surgiendo organizaciones independientes de las instituciones, como las ONG o empresas con gran poder de influencia. Esto ha generado un tejido de redes mucho más complejo. Por ello, la cooperación se ha hecho más importante, aportando cada actor la información de que dispone.

La credibilidad de la diplomacia pública

La credibilidad es clave para que las estrategias de comunicación de la diplomacia pública sean efectivas. Esto obliga a que las acciones comunicativas no oculten el interés que las motiva. Por tanto, deberá primar la sinceridad y el mostrar el beneficio mutuo de las decisiones.

Por otro lado, debe primar la reciprocidad, es decir, el flujo comunicativo debe ser bidireccional. No se trata solo de difundir información, sino también de atender a las respuestas de los receptores. En este sentido cobra gran importancia la existencia de otras redes informativas no oficiales. De hecho, hoy en día están muy afianzadas y tienen gran calado entre la gente.

Por último, más allá de la finalidad informativa, es importante generar confianza. Los mensajes deben ir acompañados de acciones que los respalden. Debe haber coherencia entre lo que se predica y lo que se hace, ya que de ello depende la credibilidad. Precisamente por este motivo existen muchos casos en que los ciudadanos han visto truncadas sus ilusiones. Las instituciones han difundido informaciones sobre proyectos que después no se han llevado a cabo.

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La transmisión de la información debe llevarla a cabo gente aparentemente desmarcada del poder

Debilidades de la diplomacia pública

Los hechos históricos del último siglo y medio demuestran que la diplomacia no ha sido tan efectiva como esperaba. Los motivos que se han encontrado para el fracaso de la diplomacia pública son diversos.

Hay quien señala las diferencias socioculturales, que suponen una contraposición de valores. Los valores por los que se rigen distintas sociedades, muchas veces por cuestiones religiosas, han sido barreras insalvables.

A nadie se le escapa que el fin de la diplomacia pública sigue siendo conseguir el mayor beneficio para su país. Por tanto, aunque utiliza medios pacíficos, el objetivo principal es el de dar una buena imagen. ¿Qué se pretende conseguir con ello? Atraer inversión y turismo extranjero.

Por otro lado, no dejan de ser los propios gobiernos los que controlan las acciones que se emprenden. Esto socava la credibilidad de la diplomacia pública, ya que la participación de los ciudadanos es testimonial.

Por último, las bases en que se sustenta la diplomacia pública están bien asentadas en las sociedades avanzadas. En estas se entiende que el mejor modo de alcanzar objetivos comunes y llegar a acuerdos es el diálogo. Sin embargo, existen muchos países donde aún prima la fuerza.