Factores bióticos y abióticos

Factores bióticos y abióticos: composición del ecosistema

La naturaleza es un engranaje donde cada pieza tiene una función clave e irremplazable. En muchas ocasiones nos preguntamos para qué sirven ciertos elementos de nuestro entorno o cuál es la importancia de que la temperatura aumente. Son cuestiones que influyen directamente en el ecosistema. Para lograr el equilibrio intervienen los factores bióticos y abióticos. ¿Te suenan estos términos?

Hoy te contamos más detalles sobre estos factores. De este modo, cuando te preguntes “¿Para qué sirve este insecto?” o “¿Qué más da que haga un poco más de calor de lo normal?” tendrás clara la respuesta. No obstante, sin adelantar demasiado, en este post vamos a indagar sobre cuál es nuestro papel en el impacto en el medio ambiente teniendo en cuenta ambos factores: bióticos y abióticos.

¿Qué es un ecosistema?

Entendemos por ecosistema el conjunto de seres vivos que habitan en un área determinada e interactúan entre ellos y con su entorno. Los distintos procesos que se dan en la naturaleza como la depredación o el parasitismo generan un ciclo donde los factores bióticos y abióticos se retroalimentan. 

Por lo tanto, los ecosistemas están influenciados por factores bióticos y abióticos. Es decir, están compuestos por los organismos vivos como pueden ser animales, plantas, hongos,… Así como por otros inertes como el clima, la luz o la temperatura. Ambos grupos de elementos trabajan en conjunto y constituyen el medio natural.

En este sentido, la ecología es la ciencia que se alimenta de la biología, la química o la geología entre otras. Su sentido reside en tratar de entender las relaciones que suceden entre los seres vivos entre sí y con los factores abióticos. Entendiendo la ecología podremos comprender cómo reducir nuestro impacto negativo, primando la sostenibilidad y cuidando la biodiversidad.

Factores bióticos y abióticos medio ambiente
Los factores bióticos y abióticos son los responsables de la composición del ecosistema natural.

¿Qué son los factores bióticos y abióticos?

Seguro que ya tienes una idea preliminar, pero a continuación vamos a profundizar en qué son los factores bióticos y abióticos. De esta forma, podremos comprender mejor la composición de los ecosistemas, además de la relevancia de nuestras acciones sobre ellos.

Factores bióticos

Podemos definir los factores bióticos como organismos y microorganismos vivos que componen un ecosistema. Es decir, plantas, animales o bacterias. La clasificación puede dividirse en tres:

  • Productores: en este grupo encontramos las plantas. Son capaces de producir sus propios alimentos utilizando factores abióticos como la luz, el agua y el dióxido de carbono.
  • Consumidores: sus representantes son los animales. Estos se alimentan consumiendo plantas, otros animales, desechos orgánicos,…Es decir, pueden ser herbívoros, carnívoros, omnívoros y detritívoros.
  • Descomponedores: destacan los hongos y las bacterias. Estos obtienen su alimento transformando la materia orgánica en inorgánica.

Factores abióticos

Por su parte, los factores abióticos son los elementos no vivos que contribuyen a conformar un ecosistema. Es decir, que intervienen en las funciones de los seres vivos. Encontramos dos categorías:

  • Físicos: son aquellos recursos que están en el ambiente pero no se consumen. Por ejemplo, la intensidad de la luz, la cantidad de lluvia o el viento.
  • Químicos: estos recursos contienen los principales nutrientes que contiene el aire, el agua o el suelo y sí se consumen. Por ejemplo, el hierro, el cobre o el calcio.

El impacto empresarial en el entorno natural

El medio natural sufre un grave peligro. Si querer ser catastrofistas, la situación medioambiental actual no pasa por su mejor momento. El cambio climático es una realidad y su impacto en la naturaleza es directo: inundaciones, sequía, desertificación, acidez de los océanos,…todo ello repercute en la biodiversidad del planeta.

¿Cuál es la responsabilidad de las empresas en este “desajuste” natural? Las organizaciones en mayor o menor medida pueden contribuir a esta problemática con la contaminación de los recursos. Por ejemplo, vertiendo deshechos a las aguas, mediante la emisión de gases tóxicos o no reciclando los residuos generados.

Sabiendo la repercusión de nuestros actos, es el momento de conocer qué estrategias son claves en el cuidado del medio ambiente. A continuación vamos a enumerar algunos ejemplos que puedes poner en marcha en tu empresa desde hoy mismo:

  • Apostar por las energías renovables: invertir en energía no contaminante e inagotable tiene grandes ventajas. Por una parte, a nivel económico para la empresa y, por otra, para el cuidado del medio ambiente.
  • Usar responsablemente los recursos hídricos: en la fabricación de productos debe tenerse en cuenta que el agua es un bien limitado. Permitirá ahorrar costes a la vez que se realiza un desempeño sostenible.
  • Reciclar la basura orgánica e inorgánica: los deshechos que no se gestionan adecuadamente pueden contaminar aire, suelo y agua.
  • Investigar nuevos procesos y estrategias: invertir en investigación puede ayudar a encontrar soluciones más eficientes para el negocio. Pero además permitirá idear nuevas formas de ahorro y desarrollo sostenible.

Por último, no te olvides de contar con profesionales especializados en tu empresa. Para ello, nosotros te proponemos nuestro Máster en Auditoría Ambiental y Desarrollo Sostenible. Podrás conocer las principales normas internacionales, los tipos de contaminación y cómo  tratarla; así como nociones sobre energías renovables, entre otras cuestiones.